Ella siempre ha estado presente pero nunca había dolido tanto.
Muchos la enfrentan, otros le huyen.
Es mi peor enemiga y, en algunos casos, la más fiel aliada.
Borra mi sonrisa despacio.
Pedazo a pedazo mi boca se va desvaneciendo y el brillo de mis ojos lo convierte en vacío, en miradas apagadas.
Ella se alimenta de kilómetros y de lágrimas de despedida, es tan grande como el amor y tan larga como la espera.
Duele como un fuerte golpe en el corazón.
Cierra ojos y enciende oídos.
A lo lejos, nada se puede ver pero todo se puede escuchar, todo se puede incluso sentir.
Ella te hace volar aún cuando no tienes alas, es obligatorio soñar cuando ella existe y las penas desaparecen, no da vergüenza decir: Sí, yo puedo vencerla.
Le quita el aliento a los débiles y separa corazones.
Deshace a aquellos que no tienen valor, llena de impotencia a los que no le temen y nunca, nunca le da paso al olvido.
Las fotografías son el único consuelo del pobre infeliz que se atreve a desafiarla, pero hay maneras de destruirla.
Existen caminos y cielos totalmente despejados.
Nada ata a las personas, luchando se consigue el triunfo.
Hay parejas que la comparten y llantos que la maldicen.
Ella nos separa, nos destroza, nos humilla, pinta de gris un arcoíris.
Su nombre es: Distancia.