Solía
pensar que cuando le hallase todo sería distinto. Que trataría de conocerle, de
saber qué había detrás de la imagen que una vez me quitó el sueño. Imaginaba
que gastaría horas y horas pensando en cuáles palabras usar para dirigirme a
él.
Luego de más de un año, le he
encontrado. Con un frío enorme recorriendo mi cuerpo vi su rostro, detallé su
personalidad y conocí su verdadero nombre y nacionalidad.
Pero ese no fue el inicio que había
pensado. En realidad, fue un final. Cerrar un ciclo. De eso se trató todo. Dar
con su verdadera vida me hizo descubrir muchas cosas.
Primero: no podemos enamorarnos de una
imagen. Nunca lo hacemos. La realidad es que quien llega al fondo del corazón
es la personalidad. Segundo: Nada es como lo imaginas. Las personas son como
son, no como las creas en tu mente.
Por último, y este es el punto más
importante: descubrí que soy capaz de cualquier cosa en este mundo. Que con perseverancia
y paciencia se puede llegar muy lejos. Que todo tiene su momento justo y el
destino es sabio para darle paso a los hechos en el instante indicado.
Si he logrado hallar algo tan “imposible”
a los ojos de muchos, ¿qué me detendrá ahora? Nada. Ahora es momento de cerrar
el círculo. Es tiempo de comenzar cosas nuevas, cumplir mis metas e ir detrás
de mi camino.
Es ahora o nunca. Es ahora con mis
nuevas marcas y con esta sonrisa con la cual siento que me voy a comer al
mundo.
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