miércoles, 6 de abril de 2011

Soy lo que no soy



Me piden que escriba acerca de amores y relaciones cuando ni yo misma sé sostener las mías.
Soy de esas escritoras de libros de autoayuda que te pintan un mundo lleno de paz y tranquilidad y dentro de sus hogares viven un infierno diario y pueden ser peores que un ogro.
O tal vez soy de esas mujeres que escriben acerca de sexo pero han experimentado muy poco.
Pero todas tenemos algo en común: conocemos lo que sucede y lo decimos sin pelos en la lengua, sabiendo que muchas personas se sentirán identificadas.
No se trata de hacer una crónica de mis eternas peleas, amarguras y malas decisiones en el amor. Prefiero darte una visión distinta. Es como si buscara decirte: no hagas esto, yo lo hice y fracasé.
O tal vez entre líneas sólo encuentres un deseo inmenso de que la persona que amo lo lea y aprenda. Y comience entonces a darse cuenta no sólo de lo que desean las chicas en general, sino la autora.
Aunque parezca extraño, esto es típico. Ya saben, la persona que da consejos que nunca cumple. Pero la razón es fácil: resulta cómodo decirlo, difícil realizarlo.
Pero esa soy yo. Una persona que te dice que seas feliz, pero que le cuesta conseguir la felicidad. Esa que te dice que en las relaciones debe existir armonía, comunicación, confianza. La que jura que cuando se habla, todo se soluciona, pero sale por la puerta trasera gritando y exigiendo.
No es de alarmarse. Así somos los escritores. Vemos todo como en un mundo mágico, donde las cosas podrían llegar a ser perfectas. Pero cuando abrimos los ojos, estamos en un lugar donde todo apesta y sólo queremos ayudarte a mejorar lo que en nuestras vidas está por el suelo.
De nada.

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