El
vino fue mi acompañante oficial del 2013. Sin más ni menos. Justo ahora, por
ejemplo, una copa de vino blanco me acompaña en esta noche calurosa, en la cual
espero que las letras vuelvan a estar de mi parte.
Cada
año resumir las vivencias que tenemos y los ciclos que vamos dejando me resulta
un gran reto, debido a que mi memoria suele jugar al escondite y muchas veces
borra de ella las cosas que vamos viviendo. Por suerte, los momentos
importantes los tatúa en mi piel con una tinta que duraría por siempre.
El
2013 fue un año de comienzos, experiencias y aprendizajes. Cada 365 que pasan
nos dejan lecciones que definitivamente nos sirven para avanzar, pero muchas
otras nos estancan en recuerdos que debemos superar. Lo interesante de todo, es
que siempre hay un lado positivo, aunque deba pasar algún tiempo para que lo
descubramos.
Comenzó
el año con algo de tristeza pero con ganas de mejorar. Viajes, lugares nuevos y
vivencias entre familia y amigos fueron lo más bonito de todo.
A
mitad de año, decidí volver a arriesgarme al amor. Intenté retornar al querer y
aunque lo disfruté, descubrí que aún no estaba preparada. Luego de 3 años de
soledad, volví a una relación que me enseñó que se debe conocer muy bien a una
persona antes de dar un sí. Y, sin dudarlo, me dejó claro que lo principal en
la vida es querernos a nosotros mismos, pues, si alguien más quiere truncar
nuestros sueños y nuestra autoestima, sabremos entonces defendernos.
Por
esos días también llevé a cabo mi proyecto de un nuevo medio que acabara con la
monotonía de ver política/sucesos/economía en páginas que al final sólo nos
estresaban. Junto a Freya, Laura y Juan decidimos lanzarnos al agua con
Escritósfera. Su lanzamiento significó para nosotros el nacimiento de un nuevo
sueño y el esfuerzo de luchar por ofrecer al público lo que se merece. El éxito
nos acompañó y entre entrevistas y trabajo nos dimos cuenta de que todo anhelo
es posible si se le pone talento y esfuerzo.
Y
hablando de sueños, en ese tiempo también me enteré de que podría cumplir uno
de los míos: ver a Pablo Alborán en mi país. A partir de ahí, sucedieron las
cosas más locas que jamás imaginé que llegaría a vivir.
Junto
a Eliany y Xiovelyn decidimos crear un club de fans con la idea de tener más
cerca a ese malagueño que nos robaba el sueño. Una vez que tuve una entrada
asegurada, comenzó la odisea para conseguir acercarnos más y pasar de las
gradas, a su lado.
Conocí
a muchas chicas geniales dispuestas a trabajar y vivir esta locura con
nosotras, dedicamos bastante tiempo a hacer crecer algo que al final nos dejó
muchísimas satisfacciones.
Mientras
todo eso sucedía, le hice frente de nuevo a los sentimientos. Tuve la mejor de
las celebraciones de cumpleaños. Casi toda una semana festejando con amigos y
familia, con los cuales estaré eternamente agradecida. Pero esa noche… esa
noche me cambió la vida.
Era
30 de agosto y entre miedo y curiosidad, comencé a enamorarme de nuevo. Una
cosa parece que llevó a la otra, porque al final, empecé a vivir dos sueños en
uno.
Él
me hizo feliz durante muchas noches. Canciones al oído y versos a mis ojos.
Pasión en la piel y el corazón latiendo fuerte. Entre el estrés y la felicidad
viví agosto y septiembre.
En
octubre nació Roger Alejandro, mi nuevo sobrino, lo cual me llenó de ternura y
felicidad. Y a finales de mes tuve a los dos hombres que me inundaban de amor
bajo el mismo techo.
Me
fui a Caracas llena de nervios y euforia. Ese 29 de octubre, en el aeropuerto
internacional de Maiquetía, lo vi por primera vez. Pablo Alborán es un
verdadero encanto personalmente y de físico, es el triple de guapo que en la
tele.
Los
próximos días significaron para mí un antes y un después en mi historia. Conocí
a muchas chicas que parece que hubiese tenido cerca toda mi vida. Susana,
Davinia, Lilibeth, Xiovelyn, Eliany, Yohana, Mariana, Angi, María José, Oriana,
Fernanda, Gypsy, Aicerg, Génesis, Anisk, Rosaliz, Kristell, y varias chicas más
que fueron por esos días mis cómplices.
Sucedieron
cosas. Mi amor anónimo decidió no darme la cara y, aunque estuvimos toda una
semana en los mismos lugares, nunca nos hablamos de frente respecto a
sentimientos. No sé cómo definir esa etapa de mi año. Era demasiada emoción y
demasiada tristeza juntas.
Gracias
a él pude ver a Pablo Alborán en un concierto íntimo y pude conocerle, tomar su
mano y mirar sus ojos. Sus ojos en los que me perdí por completo.
Fui
por primera vez a Valencia y disfruté del concierto y de mis alboranistas el 01
de noviembre. Ese día, pude abrazar por vez primera a Pablo. Recuerdo sus palabras
una a una. Sus abrazos y nuestras risas. Su piel de porcelana. Sus besos para
mí mientras cantaba.
Sueño
hecho realidad, sin duda alguna… y también gracias a él. Recuerdo que alguna
vez me aseguró que yo podría vivir ese momento y, tal como me comentó, logró que
fuese para mí una realidad.
El
03 de noviembre viví mi tercer concierto de Pablo Alborán con mis alboranistas
y con Nomar. Creo que si hay personas a quienes debo agradecer más que nada en
el mundo son a Nomar, a Xiovelyn, a Eliany y a él, el chico del cual no puedo
decir nombre.
Al
siguiente día tocó despedirnos de Pablo y su banda, quienes también fueron
maravillosos con nosotras, y despedirme de él. De lejos, sin que nadie se
enterara.
Luego
la vida volvió a la normalidad y me di cuenta de que mi atención estaba
totalmente enfocada en lo que había en mi corazón. Que aquello de soñar con
conversar con Pablo y contarle mi anécdota de por qué le admiro quedó en
segundo plano.
Es
así como descubrí que todo es un hilo enorme que se va tejiendo y nos va
envolviendo, cual telaraña. Que el destino da sus vueltas y nos pone siempre en
los caminos adecuados.
Para
finalizar el año me enteré de que seré tía de nuevo y crecen mis esperanzas de
algún día poder tener yo mi propia familia.
2013
no fue tan mal como parece. Me ayudó a volver a la vida. A sentir, a soñar, a
volar más allá de los límites. Estos 365 días que están a punto de acabar
marcaron mi corazón con amor, esperanza y fe de que las cosas son posibles y de
que el Universo es sabio y siempre nos coloca justo donde debemos estar y al
lado de las personas que merecemos.
Gracias
a todos por ser parte de esta etapa de mi vida.
Gracias
a ti por leerme.
Gracias
a los Dioses por darme la dicha de sentirlos en cada poro de mi existencia.
Felices
2014 para todos.
¡Que
sus sueños sean una realidad!
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