lunes, 30 de abril de 2012

Desilusión


        Yo, la que nunca quiso romper un corazón, la que evitó a toda costa ilusionar a alguien para no hacerle daño. Yo, la que se daba golpes de pecho diciendo que no haría daño, desilusioné a un hombre.
         Imagino que todos en nuestra vida tenemos ese momento en el cual metemos la pata hasta el fondo y luego no sabemos cómo reparar el hecho. Pues, hace poco me tocó a mí vivirlo.
         Quienes me conocen saben cómo soy con eso de las relaciones: prefiero estar sola que mal acompañada, a todo el mundo le busco un defecto para tener una excusa y salir corriendo y me aburro muy rápido de las personas.
         Pero esa vez todo sucedió sin que me diese tiempo a buscar excusas, sin que siquiera tuviera tiempo de entender si lo que estaba viviendo era cierto o parte de mi imaginación.
         No sé cuántas veces había esquivado el contacto con J. Me parecía un chico interesante, sí, pero no había querido saber más. No cuando él estaba en un país vecino y yo no tenía ya más ganas de un amor a distancia.
         Quise escapar, pero no pude. El destino me lo colocó frente a frente esa noche y acepté conversar con él. No sé si ese fue mi error pues a partir de ese momento sólo quería saber más y más de su vida.
         Él era realmente dulce. Y aunque su pinta de chico rudo no asomaba el gran corazón que tenía, yo me propuse descubrirlo poco a poco. Mensajes, canciones, y video llamadas hasta dormirnos se me fueron haciendo costumbre.
         Pero claro, siempre tiene que salir a relucir la bocona e impaciente que vive dentro de mí. Y paff, arruiné todo. Por miedo e inseguridad mentí. Hice creer que no sentía nada, que todo había sido falso, y salí huyendo para no tener que lidiar de nuevo con un corazón hecho pedacitos o una relación con un computador.
         Ese fue el error. Claro, J ahora me odia. O si no me odia, al menos ya no quiere saber de mí. No sé cuántos intentos he hecho para disculparme, pero él no valoró ninguno, así que el camino continuó y hoy todo ha sanado.
         Aún así, yo nunca olvidaré su sonrisa y tal vez él nunca lea esto o si lo lee no le interese, pero públicamente le ofrezco disculpas por correr cuando apenas aprendíamos a dar pequeños pasos.

 Así es la vida, chicos. Queremos tanto que algo salga bien que lo único que hacemos es arruinarlo. Pero la vida es sabia y trae sus recompensas, así que no pensemos en el futuro, sólo vivamos cada instante.

Para G


          A veces me gustaría hablar de todos y cada uno de los hombres que se cruzan en mi mente y que rozan mi corazón, pero pienso que podría causar conflicto. Ya saben, por eso de que algunos prefieren permanecer en el anonimato.
         Sin embargo, voy a intentar romper un poco con mi promesa de no nombrarlos. Les hablaré de algunos que han marcado mi vida, obviando sus nombres, por supuesto.
         Que esto sirva sólo para que ellos sepan que han dejado huella en mí, que se enteren de que ocupan parte de mi corazón y que si no están hoy en día a mi lado es porque definitivamente hay cosas mejores para ambos.
         Como por ejemplo G. Yo estoy segura de que lo que sucedió con nosotros fue para que aprendiésemos que debemos luchar por lo que queremos y que tenemos también que soltar, que dejar ir lo que ya no funciona.
         Hace 8 años yo consideraba que él era el amor de mi vida. Esto es normal cuando te enamoras por primera vez, pero hoy digo con certeza que aunque no sea él el verdadero amor de mi vida, sí fue alguien que me enseñó a amar.
         Tengo la suerte de ser su amiga. Y sí, señores, luego del amor puede existir la amistad. Claro, siempre quedan los recuerdos y una que otra ceniza por ahí volando, esperando que una pequeña chispa la encienda, pero tenemos claras ya las cosas y nos encargamos de mantener esas cenizas húmedas.
         Después de varios años sin verlo, aún quisiera encontrármelo en algún rincón de la vida, darle un gran abrazo y decirle gracias, porque sin él, sin las alegrías y los dolores que me dio, yo no fuera la mujer que soy hoy, tendría mucho que aprender. 
         Gracias, G, por ser parte de mi vida. Gracias por los tatuajes de aquella noche en nuestras pieles, creo que incluso tatuaste esas frases en mi sangre.

¿Amigo o papelera?


      Ya todos tenemos un concepto definido de lo que es la amistad y aunque existan muchas personas falsas hoy en día, siempre hay alguien que se gana ese verdadero título de “amigo”.
         Sin embargo, hay quienes confunden “amigo” con papelera. Es decir, van y te buscan para soltarte toda la basura que están viviendo y luego cuando están felices y contentos, no existes.
         Pero hay algo aún peor: esas personas que se acercan a ti cuando tienen problemas con su pareja, los ponen por el suelo y claro, como tú eres buena persona, buen amigo, los escuchas, les das tus mejores consejos, y terminas incluso sintiendo repulsión por esa persona que le hizo daño a tu sensible y pobre amigo.
         ¿Qué sucede a continuación? A los minutos, horas, o días, los ves de nuevo enamorados como nunca, publicando cosas, llenándose de besos y destilando miel. Entonces te preguntas, ¿dónde demonios quedó toda la basura que habló de él/ella? ¿No se supone que le hacía daño?
         Por supuesto, quedamos nosotros sintiendo repulsión por el malo en cuestión y muchas veces odiados por esa persona porque, claro, se enteran de qué tipo de consejos sus amorcitos han recibido de tu parte.
         Y no sólo eso, entonces empiezas tú a sentir lástima por tu “amigo” porque dices que alguien no puede ser tan masoquista en la vida. Terminas apartándote de esa persona y, como ya sabemos, el personaje del malo te lo ganas a pulso.
         No hay algo que sirva más para este tipo de casos que alejarse, mantenerse al margen, no opinar, dejar que vivan, que tomen sus propias decisiones y que no te metan en sus marañas que ni ellos mismos entienden.
         Sí, está bien contar las penas de amor y oír consejos, pero no pongas a tu pareja por el suelo si estás sólo muriéndote porque regrese a ti y si sabes que vas a lanzar al caño la opinión de tu amigo respecto a lo que le cuentas.
         Señores, seamos sinceros, a veces necesitamos desahogarnos, pero si nos van a venir a robar energía por gusto, entonces mejor se quedan callados, viven su pelea y disfrutan su reconciliación, sin incluir ni afectar a nadie más.
         That’s all!


domingo, 29 de abril de 2012


     Son más de las 2:00 de la madrugada y yo sigo pegada a un monitor esperando que llegue el sueño. No es extraño que esto suceda, pero tampoco me desagrada. Soy de esas personas que aman la noche y el silencio que trae con ella.     
         En ese momento en el cual todos duermen, yo sigo intentando aprovechar la musa que llega cuando menos la espero, cuando tengo mil ideas en la cabeza que quiero vomitar a través de mis dedos.
         Así que aprovecho que todo está en calma para echar a andar ideas, para pensar con tranquilidad, para que muchos recuerdos y deseos se me vuelvan palabras. No en vano este blog se llama Cerebro Nocturno.    
         Pero esta noche alguien me ha dicho una frase que me ha hecho pensar que existe algo mejor que el silencio en las noches. Y sin dudas, yo estoy de acuerdo. Si hay algo mejor que la mudez nocturna es, definitivamente, los gemidos.
         Por supuesto, cada uno de nosotros puede preferir algo distinto. Música, voces, el sonido del mar, o infinidades de cosas para romper la tranquilidad de las madrugadas pero hoy, hoy y para siempre, me quedo con los gemidos como favoritos.
         Así que, chicos, ¡a disfrutar las noches!


            De repente, la percepción que tenemos de una persona puede cambiar.
         Primero es ese chico guapo que te llama la atención. Luego es un chico guapo que te llama la atención y que está pendiente de ti.
         Después pasa a ser un chico guapo que te llama la atención, está pendiente de ti y tiene varias de las cualidades que te gustan en un hombre.
         Con el pasar de los días, ese chico no sólo es guapo, te llama la atención, está pendiente de ti y tiene las cualidades que buscas, sino que también quiere conocerte y saber cómo piensas.
         Y claro, no se queda ahí. Ese hombre guapo que te llama la atención, está pendiente de ti, tiene las cualidades que buscas y quiere conocerte más a fondo, se dedica a hacer que desees estar con él.
         Pero sucede un cambio. Ya no lo ves como una figura física. No sólo es el guapo que te llama la atención, ahora es un hombre con sentimientos, temores, cualidades y defectos que te ponen de cabeza.    
         Y ese chico guapo que te llama la atención, está pendiente de ti, cumple los requisitos, quiere conocerte y deseas, es también un hombre inteligente, preparado, que te hace reír cada día, que te cuenta de su vida.
         Y no sólo eso, te invita a entrar en su mundo, aún cuando estás a muchos kilómetros de distancia, mostrándote lo que le rodea y hablándote de su día a día y sus temores.
         Entonces llega un punto en el que el guapo que cumple con lo que buscas pasa a ser el hombre que no te deja ir, que siempre te da una razón para quedarte y que aunque no se fía completamente, no se abre de un día a otro, te da a entender que de alguna manera quiere que le hagas confiar.
         Y es así como el guapo que te llama la atención, está pendiente de ti, tiene lo que buscas, quiere conocerte, deseas, te hace reír y te abre poco a poco las puertas de su mundo, empieza a invadir tu mente y no quieres hacer otra cosa que estar a su lado.
         Así, señores, comienza algo que solemos llamar: amor.

jueves, 26 de abril de 2012

Las mujeres y la sexualidad



Hace algunos días tuve la suerte de que una de mis seguidoras me invitara a ver una charla de la escritora y psicóloga chilena Pilar Sordo en la cual habla acerca de su libro “Viva la diferencia” y explica varios puntos importantes acerca de cómo actúan los hombre y  las mujeres.
         Me gustaría poder comentar por acá varios de los aspectos que ella explicó en su charla pues me parecieron muy importantes y acertados, pero iré por partes. Hoy les hablaré acerca de uno que me pareció bastante relevante que fue cómo se sienten las mujeres antes y después del sexo.
         Ella explica que para las mujeres es realmente importante lo que sucede antes y después y no tan significativo lo que sucede durante el acto. Pues, Pilar Sordo tiene toda la razón. Las mujeres sentimos la sexualidad dentro de nosotras. Es decir, nos vamos más al lado emocional, afectivo, que al mero deseo. Pero los hombres, como sabemos, son más de lo que pide el cuerpo y no los sentimientos.
         Por supuesto, escribir acerca de esto hace que me arriesgue a generalizar, pero es sólo por dar una idea general en cuanto a los géneros. Tengo bastante claro que esos parámetros pueden cambiar y más hoy en día cuando los papeles parecen haberse invertido.
         Bien, Sordo comenta que cuando una mujer no es atendida debidamente en el preámbulo y acurrucada al finalizar, podría sentirse utilizada, y yo opino que tiene toda la razón. Las mujeres como necesitamos la mayoría de las veces sentirnos queridas, al no obtener del hombre una respuesta cariñosa antes o después nos hace pensar que sólo tenía un objetivo y no era precisamente satisfacernos a nosotras.
         Eso puede desencadenar varias reacciones en una mujer que van desde la frustración hasta el alejarse de su pareja y evitar entonces el contacto sexual, valiéndose de varios trucos, como por ejemplo, el acercarse cariñosamente a su hombre sólo cuando vea que esa expresión cariñosa no va a tener como fin el sexo.
         Por supuesto, esto puede ser contraproducente para las parejas. Pero claro, siempre habrá hombres que digan que las mujeres sólo queremos que ellos hagan lo que nosotras deseamos para solamente así obtener lo que ellos buscan y yo pienso que están errados.
         Es cierto que muchas chicas sólo quieren oír lo que ellas quieren y les molesta no obtener lo que desean, pero en este caso creo que va más de entender el comportamiento de las féminas que de exigir. Porque si ellos pudiesen entender que muchas mujeres necesitan amor para poder entregarse al placer, entonces sería más fácil manejar las relaciones y muchos problemas se evitarían.
         Al igual que si nosotras entendemos que ellos son un poco más carnales y no requieren mimos después del acto, ellos se sentirán menos incómodos y más satisfechos. Es sólo una cuestión de manejo de emociones que de exigencias y caprichos.
         Repito, esto es sólo una opinión respecto a la charla de la escritora chilena, sin ánimos de generalizar y entendiendo que cada uno de nosotros maneja esa parte de la vida de manera distinta.
         Así que, chicos, si quieren entendernos un poco más, estudien nuestras reacciones e intenten poner de su parte para evitar que nosotras las mujeres nos sintamos utilizadas y de igual manera nosotras pondremos de nuestra parte para entender que son más carnales y que no necesitan más que silencio o fumar un cigarro luego del orgasmo.
¡Es un trato hecho!

miércoles, 25 de abril de 2012

Adiós tabúes


      Extrañamente aún hay quienes piensan que las mujeres no vemos porno y que no nos satisfacemos a nosotras mismas. Antes podíamos suponer que esas personas tenían más de 50 años y que eran de las que se ofendían cuando decías “sexo oral” frente a él/ella.
         Pero no. La sociedad ha hecho que pensemos que satisfacernos es pecado y que si un hombre llora es gay. ¡Qué idiotez! Estamos en una época en la cual debemos abrir los ojos.
         Y si estoy tocando este tema es porque me ha parecido muy curioso que últimamente en las redes sociales las mujeres se han liberado bastante, exponiendo sin vergüenza alguna sus opiniones y vidas sexuales y la reacción de los hombres es muy curiosa.
         Ellos aún se sorprenden si nos leen hablando de sexo y se maravillan de tal manera, que puedes ser el centro de atención del momento y quieren enseguida todo contigo sólo por tener la libertad de expresarte.
         Entonces no sé qué es más desconcertante, si lo expresivas que estamos o lo inocentes que pueden llegar a ser los hombres al imaginar que nosotras nos quedamos en el siglo en el cual todo esto se mantenía como un tabú.
         Creo que ya no debería sorprender nada. Estamos en un momento de la vida en el cual lo bizarro pasa por normal. Por ejemplo, hoy en día una mujer casada no puede ser Miss Universo pero un transexual sí. Las mujeres ahora son quienes utilizan a los hombres descaradamente y son ellos quienes lloran de soledad. Una mujer en alguna parte del mundo se masturba cada ciertos segundos en su trabajo para poder controlar una enfermedad, y así varios casos que ya no son extraños, ni locos, ni nuevos: es lo normal, es la vida, es lo que tenemos.
         Entonces creo que ya queda poco por lo que maravillarse. Hoy lo “normal” es expresarse libremente si de sexualidad hablamos. Y no, eso no me agrada tanto como debería, pero cada uno es libre de vivir su vida y publicarla como mejor le convenga.
         Así que hombres, acostúmbrense. Ya no somos mojigatas y ustedes ya no son vistos como los más fuertes, así como en otros tiempos. En la actualidad ambos tenemos derecho a todo. ¡A disfrutar eso!

lunes, 16 de abril de 2012

Sentimientos del pasado

          Ayer volví a llorar. Hacía mucho tiempo que no sucedía, supongo que las lágrimas se habían convertido en palabras y se habían estado escapando de mí de una manera menos triste.
         Todo fue por tener un pasado metido en el pecho que nunca he sabido cómo dejar atrás… o tal vez nunca he querido que se quede en donde debería.
         Por supuesto, unas copas ayudaron a que mi boca dijera cosas que el tiempo me prohibió pronunciar. Y que pienso que ya nunca más deberían salir de mí.
         Ahí estaba yo, encerrada entre cuatro paredes hablando con ese tatuaje que llevo en mi sangre desde hace ocho años. No sabía qué hacer o qué decir, sólo había lágrimas y unos ojos recorriendo una y otra vez frases que pensé que nunca más iba a leer.
         ¿Qué nos trajo hasta este punto? No lo sé. Nunca entenderé por qué los amores verdaderos se apagan. Me niego también a creer que dejamos alguna vez de amar. Siempre he pensado que aprendemos a querer a otra persona, que la vida nos hace cambiar la intensidad del sentimiento, pero que nunca se va.
         Y cuando algún pequeño suspiro nos hace ver que ese algo aún sigue ahí, en tu piel, latiendo en tu pecho y calentándote el alma, entonces descubrimos que la vida no es justa… que nosotros muchas veces no sabemos vivirla.
         Entonces no debemos echarle la culpa al destino, si somos nosotros mismos quienes lo forjamos. Y no debemos confiarnos en los “para siempre”. Porque tal vez sí se amen para toda la vida, pero quizás no estén juntos para disfrutarlo.

martes, 10 de abril de 2012

¿Qué es la soledad?

Hoy quise saber qué opinan las personas acerca de la soledad. Ya saben, algunos se sienten cómodos en ella, otros la odian, muchos le huyen. Lo cierto es que ella está, ahí, esperando por nosotros, y cuando aparece puede ser la más fiel de todas o salir huyendo al primer acercamiento de un sentimiento.

         Aquí tienen lo que ellos dijeron:

“Es el tiempo que uno le dedica a uno mismo”. Héctor Dave Seijas Peña.

“Es estar y sentirse solo cada momento de la vida... pues más vale estar solo que mal acompañado. Jejejeje”. José Maestre.

“Son momentos para meditar”. Darkwin Caraguiche.

“Para mí es un estado de ánimo ya que fácilmente se puede sentir soledad en un sitio en el que no se encaja y lleno de muchas personas. El escenario más sencillo es un salón de clases. También se puede estar solo y no sentir soledad, así que por eso me voy a pensar que es un estado de ánimo”. Gendrith Gerardo Albornoz Chirino.

“¡¡¡¡¡Es un mal necesario!!!!!”. Juan B. Hernández E.

“La soledad es mi amiga. Es mala y buena... Es la soledad.  No existe, igual que la oscuridad. La oscuridad es falta de luz y la soledad es falta de estar con la persona que quieres”. @Joseitox

 “Es la ausencia de estar aquí y sin ti…”. @25_agafar

“Es el tiempo de compartir contigo mismo”. @chivasagradomx

“Sentirte tan vacío por dentro que a pesar de que estés con quien más desees aún así no seas feliz, que sientas que te falta algo más”. @NomarCarpio

“La soledad es cuando no estás con la persona amada, es esa sensación de vacío que abunda en tu alma y de la cual buscamos salir”. @tony_011

“En realidad nunca estoy solo aunque sea el tiempo me acompaña”. @icecool1000
“Soledad soy yo. Es vivir en esta ciudad de más de 7.5 millones de habitantes (Caracas) y sentirse completamente solo”. Neida Rosa Peña Cortez.

“Es sentirse solo sin estar solos...”. Ely Mujica.

“La soledad es vivir la más bella de las experiencias y no tener con quién compartirla”. Diego Sanz Siguero.

“Es un estado mental”. @RichardLaya

“La soledad puede ser no tener a nadie con quien compartir tus metas, logros, planes, sentimientos mientras estás rodeado de gente”. @FenixMZ

“La soledad es no tener nadie en quien confiar, nadie q te apoye o te aconseje en las decisiones q tomes… Sean malas o sean buenas”. @AnthDaniel

“Es estar ajeno de sí mismo”. @La_Abuela



“La soledad es (cuando aprendes a manejarla) compañía silente que te entiende y te hace feliz”. Alex Roivas.


“La soledad es mi compañera, mi consejera, mi mejor amiga, para mí el rato que me quedo sola es el mejor momento del día”. @HDANGY



“La peor soledad es la que sientes aun estando acompañado...”. Fernando Cortez.

“Es meditar sobre nuestra existencia y ver con frialdad la vida”. Antonio Palacios.

“Es el aislamiento o confinamiento, falta de contacto con otras personas”. Tatto Schneider.





¿Son ciertas las historias de amor?

        Tuve la oportunidad hace unos días de leer un artículo acerca de cómo viven el amor los escritores. Decía que nosotros no nos conformamos con una relación mediocre, que siempre buscamos lo más cercano a la perfección debido a que hemos leído y creado tantas historias que no podemos quedarnos con alguna que no nos proporcione las emociones que creemos puede dar este sentimiento.
         Entonces comprendí cómo me sentía y me decía a mí misma que tal vez por eso me dedico a esperar sentada a que llegue un mejor verano, con el Sol quemando un poco más fuerte.
         Pero entonces tuve una conversación con mi mejor amigo. Sí, el amigo directo y cínico que todos tenemos en algún momento de la vida, que nos ayuda a bajar de la nube y probar un sorbo de la realidad.
         Él me dijo que me dedicara un poco a observar a las parejas mayores que tenían muchos años juntos y que si encontraba en ellos esa emoción que tienen los enamorados que apenas están comenzando una relación, que le avisase.
         Lo hice y no me quedaron ganas de seguir estudiando el comportamiento de otras personas en el amor. No encontré en las personas mayores que vi rastros de esa emoción que tanto buscamos. Ese amor que nos voltea el mundo y que sientes que con sólo mirar a tu pareja se notará que darías la vida por él/ella. No. Simplemente vi costumbre, cariño, compañía. Fue todo.
         Por supuesto, comenté con mi amigo los resultados y simplemente me dijo: el amor para siempre podría convertirse en sólo un contrato. Busca  alguien que si bien no te hace sentir lo mejor, por lo menos no te hace sentir mal.
         Sí, esa fue la frase que me dejó pensativa: “busca a alguien que por lo menos no te haga sentir mal”. Me niego. Sí, como escritora me niego a creerlo.
         Sé que posiblemente tenga toda la razón y que tal vez ese será el motivo por el cual seguiré sola y viviré con una buena cantidad de gatos y en un cuarto alejado del ruido de la ciudad (cosa que tampoco me desagradaría), pero algo muy dentro de mí me dice que las historias de amor DEBEN ser ciertas.
         No ese amor de cuentos de hadas, pero sí ese verdadero. Esa historia romántica que alguna vez me inspirará una buena novela, con un final feliz. Porque soy de las personas que piensa que ese tipo de finales no se quedan en los libros, están en la calle, las miradas y la piel.
         Soy una ingenua, ¿y qué?