martes, 27 de julio de 2010

Alguien nunca más podrá verte



Fer siempre amó la navidad.
En esa época compartía con su familia y amigos como nunca y, por supuesto, amaba los regalos.
Pero el año pasado vivió la peor noche buena que humano alguno pueda imaginar.
El 22 de diciembre su mejor amiga desapareció.
No dejó huellas. No se escapó. Simplemente nunca más la vieron.
Empezó una búsqueda desesperada y la espera en un teléfono, imaginando que alguien llamaría para pedir dinero.
Nada sucedió.
Esa noche, un extraño regalo apareció en el árbol de navidad de Fer.
Ese año no celebró.
No usó el vestido que escogió con su amiga ni bebió el licor que otros le ofrecían...mucho menos probó el pan de jamón.
Se hicieron las 12:00 am del día 25 y la familia de Fer decidió abrir los regalos para distraerla un poco.
Por supuesto, su mejor amiga aún no aparecía.
Abrieron muchas cajas, rompieron papeles y aún seguía bajo el árbol aquel extraño obsequio.
Tenía una tarjeta.
Sólo decía: "Fer".
Ella no quería abrirlo pero alguien de su familia le dijo que tal vez su amiga lo había dejado allí para ella.
Decidió destapar la caja roja que empezaba a oler un poco mal.
Sólo se oyó un grito y Fer saltó de su asiento con una horrible cara de susto.
La caja contenía dos ojos humanos y la foto de su mejor amiga.
La tapa tenía una nota:
"Alguien nunca más podrá verte".

domingo, 25 de julio de 2010

La historia rebelde



Había una vez… una historia de esas que suelen desarrollarse de manera típica, con un par de rostros perfecto enamorados y un final feliz.

Pero no, esto no era lo que la historia quería. ¿Acaso llegaron a preguntarle alguna vez si deseaba que esos dos personajes fuesen los protagonistas? ¿La tomaron en cuenta a la hora de darle ese final tan repetitivo?

Ella aseguraba que iba a ser diferente. Cuando su autor comenzó a crearla, ella intentó llevar su mente hacia un desenlace inesperado, tal vez la muerte de la chica que enamoró a aquel príncipe.

Pero no, el escritor se negaba y la llevaba por otros rumbos.
En todo el camino, la historia se cruzó con miradas enamoradas y se inventó a una bruja que acabara con ellas. Pero no fue suficiente, la destruyeron.

Ella insistía en ser distinta, así que decidió crear una suegra nada simpática para ayudarse. Error. La princesa se ganó el cariño de la malvada madre.
Y la historia sufría. ¿Por qué no podía ser diferente? Al final del día, se sentía presa, como si la mente de la persona en el teclado era quien creaba el camino, no ella misma.

Y se negaba a continuar su camino. Entonces, entre trabas, el escritor abandonaba y prometía continuar en otro momento.
La historia soñaba en ese instante con un desenlace diferente. Pero los sueños no siempre se hacen realidad cuando dependen de otras personas.

Entonces prefirió morir.

Se decía, en sus últimos minutos, que nunca pidió ser escrita, mucho menos ser cursi, así que jamás sería una más en un archivo, una más en un estante de librería que sólo sería leída por incrédulos que no conocían el mundo.
Y en ese arranque de rebeldía, huyó de la mente del autor.

Había una vez, una historia que parecía perfecta. Dos protagonistas enamorados, una bruja, una suegra, y el amor reinando.

Pero esa historia nunca fue terminada. Nunca quiso ser una más del montón.

Y el “colorín colorado” nunca pudo ser encontrado.







martes, 20 de julio de 2010

Hay quienes dicen





Hay quienes dicen que escribo lo que siento y otros que no siento lo que escribo.
La verdad es que no existe una razón específica.
Escribo porque quiero escribir y ese es mi único alivio.
Mis letras no son para ser leídas por masas.
Sólo busco llegar a pocos corazones.
Aquéllos que vean entre frases la realidad de un momento.
No escribo para demostrar o para golpear, mucho menos para enseñar.
¿Quién aprendería de los fracasos ajenos?

Hay quienes dicen que soy aburrida, que analizo, que no avanzo y otros aseguran que puedo ser 
loca, chistosa y hasta
líder.
¿A quién le importa esa basura?
No soy alguien en específico.
¿Alguna objeción?
Soy como soy y escribo lo que quiero escribir.
Hay quienes dicen que vivo sólo para mí, sumida en soledad y otros podrían jurar que vivo para él, que lo esperaré la vida entera.
Señores, vivo porque la vida es endemoniadamente maravillosa.
Vivo porque es mi vida y sí, tienen razón, a veces no quiero compartirla con nadie.
¿Y qué?

No necesito que me presuman o me manoseen para
aprender de alguien.
No dependo de una pareja para disfrutar el mundo.

Soy quien quiero ser, escribo lo que me dé la gana y vivo para mí misma.
El que tenga algo en contra, puede ir preparando su funeral porque morirá esperando que le dé importancia.

Si quieres conocerme, adelante.
Si quieres leerme, disfrútalo.
Si quieres vivirme, no dejes de intentarlo.

Hay quienes dicen que vale la pena y otros...otros simplemente no tienen el valor para aceptarlo.

domingo, 18 de julio de 2010

Vive tus sueños

Hace tiempo, mientras revisaba mi correo, vi el video de una pequeña charla del doctor estadounidense Randy Pausch, en el show de Oprah.
¿Alguno de ustedes ha visto el video llamado “La última conferencia”?
Los que no lo han hecho, aquí se los dejo para que sepan de lo que hablo.
La charla trata acerca de los sueños. El doctor Randy estuvo en el show de Oprah el 22 de octubre de 2007. Este señor sufría de cáncer de páncreas y como era profesor de una universidad, decidió hacer unas conferencias para reflexionar acerca de los conocimientos que se pueden transmitir antes de morir, a las cuales llamó: “Alcanzar verdaderamente tus sueños de niñez”.
El profesor Randy, en la charla del video, habla sobre cómo vivir la vida, cómo cumplir los sueños de la niñez y de sus metas alcanzadas. Él soñó con trabajar en Disney y luego de varias cartas de rechazo, decidió seguir luchando y trabajar como ingeniero hasta que logró que lo contrataran.
Este señor dijo una frase que me llamó mucho la atención: “Si no consigues tus sueños, puedes conseguir aún mucho más tratando de hacerlos realidad”.
Lamentablemente, el doctor murió el pasado julio de 2008 pero es considerado una de las 100 personas más influyentes del mundo y su video ha sido visto por millones de personas en internet.
¿Quién de ustedes aún quiere cumplir los sueños que tuvieron cuando eran niños? ¿Cuál es tu sueño de niñez?
Yo, particularmente, soñaba con ser cantante de rock y escribir un libro. Sólo uno de esos sueños sigue en pie.
Pero, ¿qué son realmente los sueños?
En el diccionario dice que es una “fantasía, cosa que no se puede realizar”. Pero para muchos de nosotros la palabra “sueño” significa “meta” u “objetivo”. Mientras que la neurolingüística nos dice que “soñar es el primer paso para la creación de cualquier meta en nuestra vida”.
Todos tenemos una parte soñadora y para alcanzar nuestras metas es necesario estar convencidos de que podemos lograrlo y jugar limpio.
Por supuesto, es importante saber que no se trata sólo de obtener cosas materiales, sino también de cosas que necesitas como ser humano.
Mucha gente se queja y anda lamentándose por no tener suerte pero la verdad es que no hacen nada para alcanzar lo que desean.
Es relevante tener objetivos claros pues, como dice el doctor brasilero Lair Ribeiro, en su libro “El éxito no llega por casualidad”:
“Resulta tan difícil llegar a un destino que no hemos previsto como volver de un lugar al que nunca hemos ido”.
Por otro lado, Wayne Dyer, escritor estadounidense, dice en su libro “Tus zonas mágicas” que… “si crees en ti mismo, no habrá nada que esté fuera de tus posibilidades”.
Todo esto no se trata de una clase de autoayuda o de superación personal. La idea es decirles que debemos luchar por todo aquello que deseamos porque vale la pena.
Pero debemos hacerlo desde este momento. ¿Por qué esperar que una terrible enfermedad amenace nuestras vidas? ¿Por qué no aprovechar nuestro tiempo?
El límite eres tú mismo.
Para finalizar, quiero dejarles el siguiente párrafo de Wayne Dyer:
“Tú puedes hacer lo que te propongas. Eres fuerte y capaz. No eres frágil, ni quebradizo. Al postergar para un momento futuro lo que quisieras hacer ahora, te entregas al escapismo, a la autoduda, y lo que es peor aún, al autoengaño”.
That your dreams come true!

sábado, 17 de julio de 2010

Serás sólo mío



Eran las once de la noche cuando Desireé recibió el mensaje de Eduardo. "Estoy excitado", le decía. Ella le siguió el juego como tantas veces lo había hecho desde hacía cuatro años, apróximadamente. Esta vez su mente planeó algo diferente, esta vez Eduardo aprendería a valorarla como algún día lo hizo.

Estos chicos tuvieron un noviazgo que duró pocos meses y donde nunca hubo sexo, para sorpresa de muchos. Fue la primera vez que ella se enamoró y él quedó deseándola endemoniadamente. Entablaron una amistad que al final se resumía en saludos y sexo telefónico, en discusiones y lágrimas saladas en las mejillas de Desireé. Ella lo deseaba casi tanto como lo amaba, él la trataba como un objeto más.

No había palabras cariñosas en sus conversaciones ni declaraciones de amor. Era sexo y punto. Eduardo, quien vivía en una ciudad a unas ocho horas de distancia del lugar de residencia de Desireé, decidió viajar y, por fin, acabar con ese deseo que lo estaba consumiendo. Una noche la llamó.

-Mañana voy para allá- le dijo.

-Ok, avisa cuando llegues- contestó ella y los ojos le brillaron con picardía, alegría y maldad a la vez.

Al día siguiente ella lo buscaría en el aereopuerto e irían directo al hotel. Desireé vistió más sexy que nunca. Tal vez pensó que podía reconquistarlo. Las cosas transcurrieron de la manera más normal. Hubo nervios, abrazos y sonrisas.

Se registraron en el hotel y en el ascensor él se lanzó a besarla, apretando sus glúteos. Ella lo miraba con malicia.

-Hoy dejarás de ser de otras mujeres, desde hoy serás sólo mío- le susurró ella.

Él sólo sonrió.

Todo pasó muy rápido. Cuando ella se dio cuenta estaba arrodillada frente a él, dándole el mejor sexo oral que podría recibir. Él estaba éxtasiado y la tomó por el cabello, tirándola a la cama, desesperado por penetrarla.

Ella lo amarró a la cama. Subió sus manos con rudeza y lo ató. Él sonreía, lleno de placer. Desireé tomó su bolso y le dijo que allí llevaba un juguete que lo haría perder la razón.

-¿Quieres ver cómo lo uso?- le preguntó.

Él asintió imaginando el gran vibrador que ella metería entres sus piernas, frente a él. Ella se acercó y le dio un suave beso en los labios y otro en la frente y regresó al otro extremo de la cama.

Abrió el bolso y sacó una pistola. Sí, un arma que le quitaría la vida. Lo miró y él empezó a gritar. Lo apuntó y sin pensarlo disparó directo a su cabeza.

-Te lo dije, desde hoy eres sólo mío, no serás de nadie más- exclamó Desireé tras una carcajada.

La mujer perfecta


Bromeaba con mi madre hace días acerca de las mujeres que se creen perfectas. Le dije, muy segura de mí misma: “yo soy una”. Ella no hizo más que reír y decirme, sin tapujos, como acostumbra: “si fueses perfecta, no estarías sola”.
 Sí, logró callarme la boca porque es cierto. No soy perfecta, nadie lo es. Pero si analizamos un poco, la perfección no es más que algo subjetivo. Lo que para mí puede ser genial, para ti, definitivamente, no.
 Y si vas al diccionario encontrarás que dicha palabrita significa “estar en buenas condiciones, sin mella ni defecto”. Pero, ¿no sería todo aburrido si no existieran los defectos? Por supuesto que sí.
 Imaginemos un mundo donde todo es bonito, donde nada sale mal, donde todos somos inteligentes. Dan ganas de bostezar, ¿no es así? Y si nos vamos hacia la parte sentimental, es más que claro que amamos los defectos de las personas. Y precisamente esa es la parte interesante.
 ¿Por qué? Porque sino no tendríamos que luchar por nada, no tendríamos que acostumbrarnos, no deberíamos aceptarnos tal cual somos y, peor aún, todos seríamos iguales: aburridamente perfectos.
 Pero entonces, ¿por qué mi mamá aseguró que sigo sola por ser imperfecta? Ella tiene una definición diferente de lo que es perfección. Para ella, una mujer ideal sería aquella muy simpática, trabajadora, educada y bien seria. Ya está más que claro que no cumplo con todos sus requisitos, por lo tanto, no soy perfecta ante sus ojos.
Y ahí es donde queda claro que no es más que una subjetividad.
Nadie es perfecto, señores, y gracias a Dios que es así.
 Y en vez de preocuparnos por conseguir a esa persona que parezca sacado de un cuento de hadas, podríamos emplear esa energía en hacernos mejores cada día, luchar, sonreír y, sobre todo, soñar y no enrollarnos con el mundo. Porque recuerda, todo problema trae consigo una solución.
Don’t be perfect!