viernes, 27 de julio de 2012

Marcha fúnebre


Esta historia la escribimos hace algún tiempo atrás. Recuerdo que estábamos sentados frente al mar, mirando la Luna y armando oscuras historias en nuestras mentes, para sacar adelante lo que era nuestro círculo literario. Quise compartirla con ustedes, espero que les guste.

“Eliza, la hija de una joven pareja, tocaba el piano en la sala de estar de la casa.
El padre miraba orgulloso a su niña y agradecía el prodigio de técnica de la pequeña.
En el cuarto superior estaba Diana, la madre de Eliza. Escuchaba cómo las notas se las llevaba el aire.
Diana lloraba viendo pasar toda la pútrida vida.
Las notas del piano le traían recuerdos y, al contrario de su esposo, no estaba orgullosa de oír a su hija.
La casa siempre parecía sombría.
La decoración nunca tuvo colores alegres.
Sin embargo, la sonrisa de Eliza podía iluminar el lugar.
A medida que la niña avanzaba en las partituras, avanzaban también las podridas imágenes en la mente de Diana.
Presa de la envidia, en su mente enfermiza, y con una percepción distorsionada de lo que la rodeaba, veía a Eliza con los ojos ahogados en celos.
No soportaba el amor paterno que su marido sentía por Eliza.
Tanto cariño la fastidiaba enormemente en su soledad.
Tanta falta de interés y aprecio de parte de él, la agobiaba en lo más adentro.
Llenaba de odio su alma.
Oscurecía más y más su corazón.
La llenaba de amargura y abatía su espíritu.
Un día, cuando las penas argumentaban la muerte más sucia y dolorosa, comprendió que toda la belleza que siempre quiso, se veía dibujada en el tierno rostro de su hija.
La noche, oscura como su alma, los sueños que se iban perdiendo poco a poco, las historias que nunca vivió, la obligaron a tomar una decisión nefasta.
Irrumpió en la sala, soltando el grito más profundo y aterrador.
De su bolso sacó un arma, acercándose a su hija.
El padre intentó detenerla, pero era tarde.
Diana había insertado un balazo, casi perfecto, en la frente de Eliza.
Entre llantos, gritos, agonía, se perdía poco a poco la hermosura de la niña.
Una marcha fúnebre inundaba ahora la sala.
Y Diana se convirtió en un ser aún más vacío, con más razones para odiar su maldita existencia”.

Por:

Alfonzo Castro.
Yasdelia Mongua.
Alejandro Arévalo.
Ray Noria.

Déjame


Déjame amarte sin límites, sin presiones, sin que importe nuestro alrededor.

Déjame sentir tus labios cada mañana, mirarme en tus ojos eternamente.

Déjame adherirme a tu piel para llenarla de fuego, hacer que en ella brillen mil estrellas de todos los colores.

Déjame saber qué piensas, sin miedos, sin esconder emociones, déjame saber quién eres realmente.

Déjame ganarme tu amor, que no importen las edades, las distancias, ni las ocupaciones.

Déjame mostrarte mi interior y regalarte mis sonrisas, permíteme hacerte feliz con mis detalles.

Déjame mostrarte mis sentimientos, esos que no conoces, que te oculto, que me encienden el alma cada vez que me abrazas.

Déjame ser yo y solamente sé tú.

Déjame saber que sientes lo mismo y viviré únicamente para llenar tu alma de felicidad.

lunes, 23 de julio de 2012

Los maravillosos años 90


       Siempre he amado hablar acerca de los años 90. Podría decir que fue maravilloso poder vivir mi infancia en ellos. Tengo muchos recuerdos hermosos y muchas cosas que extrañar, pero me ha tocado, como a todos los de mi generación, adaptarme a este salto enorme que ha dado la humanidad.
         No conocía la tecnología. Empecé escribiendo en cuadernos y dibujando todo aquello que me pasara por la mente. Mis mejores armas eran un bloc de notas y una caja de colores. Eso cuando apenas tenía unos 6 años de edad.
         Luego aparecieron los Atari. Dejé atrás eso de jugar a las escondidas y ver series animadas en las tardes por pegarme al televisor a manejar personajes apenas bien definidos en este nuevo aparato.
         Mi mascota virtual no moría si tenía a mano un lápiz para salvarla y la música corría y corría sin devolverla porque me daba flojera rebobinar un cassette.
         Siguieron pasando los años y las tardes sentada en el jardín de la casa, buscando caracoles entre las macetas con mis hermanas, pasaron a ser una adicción al Nintendo pues el maldito dragón no me seguiría impidiendo salvar a la princesa de Mario.
         Mis piernas cada vez tenían menos cicatrices pues cambié la pelota de goma y los retos a ganar muchos tazos por largas sesiones de series adolescentes que aumentaban mi pasión por el género de terror.
         Pokémon pasó a ser mi nueva obsesión y luego las revistas españolas con información de boy bands gringas que me quitaban el sueño. Cambié el lápiz y el papel por una máquina de escribir que me entumecía los dedos.
         Y las cartas dejaron de ser escritas a mano y cada vez fui recibiendo menos. Ya nadie me mandaba a decir que quería ser mi novio, ahora me pedían vernos en un lugar alejado de nuestras familias para poder besarnos y jugar a que nos comíamos el mundo con eso.
         Las visitas en la tarde a mis amigas con la excusa de vernos se convirtieron en llamadas nocturnas cuando comencé a tener teléfono. Ahora no tenía pretexto para no avisar por qué no llegaba a mis citas.
         Mi cabello comenzó a cambiar de colores y boté a la basura las sandalias para comenzar a usar zapatos de niño. Luego me tocó aprender a enviar mensajes de texto y hacer dibujos con los íconos era lo máximo para mí. Al igual que lograr mayor puntuación en el juego de la culebrita.
         Comencé a entender qué era tener novio de verdad y en un cibercafé aprendí lo que era un chat. Un par de gringos me enseñaron a subir fotografías a la web y probé eso de las citas a ciegas.
         Ya nadie me enviaba cartas de amor, ahora eran fríos mensajes de texto. Ya pocos lograban ver cómo era mi letra, todo pasó a ser electrónico. Mi agenda y mi discman se convirtieron en una computadora y un mp3. Mi cuerpo se hizo más gordo y mi mente cada vez más amplia.
         Los 90 llenos de vivencias se fueron y empezó una década de aprendizajes vorágines, de miedo a no sobrevivir al Y2K, de frialdad. Hoy en día no me termino de adaptar a tanta tecnología sustituyendo lo real, lo palpable, lo que hemos olvidado.
         Te extraño, década de los 90. Me ha tocado dejarte atrás muy de prisa.

domingo, 15 de julio de 2012

Vivo



           Vivo entre letras. Entre sueños. Entre sonidos silenciosos.
         Vivo entre historias de amor olvidadas. Entre cartas sin destinatario. Entre sombras que odian el olvido.   
         Vivo entre rizos que aman brincar en mis hombros y que se ponen felices de mojarse en la lluvia. Entre atardeceres fucsia y lunas desveladas.
         Vivo entre personas que aman una sonrisa entre lágrimas, porque es cuando más valientes somos para sacarla.
         Vivo observando el mundo. Entre brisas que se abren paso en la ventana para desordenar mis papeles y refrescar mi memoria.
         Vivo entre la fantasía y la realidad. Entre el mundo verdadero y el creado por mi mente.
         Vivo entre amores a distancia y miradas cercanas que me animan a seguir.
         Vivo para vivir la vida y sentirla a cada paso. Vivo porque las mariposas de mi estómago me han dicho que esa profundidad en los ojos sólo regresa cuando vale la pena volver a intentarlo.


sábado, 14 de julio de 2012

Y de repente sucede...


     Vas por la vida topándote con parejas que no llenan tus expectativas. En todos hallas un defecto. A cada uno de ellos le das una excusa para huir. No porque precisamente desees estar sola, sino porque es mejor estarlo si no te sientes bien acompañada.
         Puede ser que no sepas exactamente lo que quieres, pero tienes claro lo que no te agrada, y eso es lo que más ves reflejado en las personas que se te acercan. Por eso continúas sola, con la frente en alto y pensando que tal vez tu futuro seguirá igual, pues no parece existir alguien que te llene.
         Muchos van del físico, pocos de los sentimientos. Muchos van de las fiestas, pocos de las buenas conversaciones. Muchos van de la pasión, pocos de la amistad. Muchos tienen ganas de tenerte sin esforzarse, pocos en verdad se ganan tu corazón.
         Y de repente sucede. Un día cualquiera, sin esperarlo, llega ese alguien que te demuestra que no todo está perdido. Que lo que en tu mente se crea, en tu realidad puede aparecer.
         Entonces las tardes grises se convierten en colores. Y tienes a alguien que se preocupa por ti, que pasaría el día corriendo por la playa sólo para ayudarte a hacer ejercicios. Que se sentaría a ver el atardecer acariciándote el cabello. Que habla contigo cualquier tema que surja con claras opiniones, incluso de la sucia política. Que te da consuelo en los días tristes y te dice que todo estará bien.
         Y ese alguien se queda a tu lado a pesar de tus defectos. Y te dice que eres hermosa precisamente porque no tienes físico de modelo. Y te recuerda que quiere abrazarte a cada instante, que quiere saber a qué huele tu cuello y cómo es el sonido de tu risa, que tiene ganas de ti.
         Regresa la esperanza acompañada de esas ganas que tiene alguien de entrar a tu mundo. Esas ganas de hacerte suya, pero no sólo físicamente, sino de hacerte parte de su vida y que seas parte de la de él.
         Y las escenas de ver pelis abrazados, comiendo palomitas o manchando tu nariz de helado ya no son cursis, sino llenas de anhelo. Te das cuenta entonces de que lo que sueñas no es imposible. De que sí existe en el mundo alguien para ti. En algún rincón, por muy alejado que sea.
         Despiertas cada mañana y el cielo tiene otro color. Uno fuerte, armonioso. Un color que te grita que no estás sola y, sobre todo, que tienes un cómplice esperando que le abras la puerta. 

Inesperada partida


          Pocos de nosotros tenemos la oportunidad de decirle adiós a alguien que se nos va para siempre. La mayoría de las veces quedamos con cosas por expresar, con ganas de haber compartido otros momentos, con ese sentimiento de arrepentimiento enterrado en el corazón.        
         Y no tenemos más remedio entonces que hablar con la nada, esperando que esos pensamientos lleguen al alma de nuestro ahora perdido ser querido, deseando que de alguna manera se entere de nuestros sentimientos.
         Me ha pasado recientemente. Me había alejado. Había evitado contacto con alguien a quien quise mucho, con un chico con el que compartí día a día y que podría considerar uno de los mejores amigos que tuve.
         Y nunca se lo dije. Creo que más por su actitud que por falta de comunicación. Sólo una vez él mismo me hizo saber que me consideraba de sus mejores amigas y yo se lo confirmé muy contenta.
         Pero entonces sucedieron muchas cosas y yo me hice a un lado. Dejé de responder sus mensajes, evité verlo, y así un montón de cosas de las cuales me he arrepentido, pues hoy en día él no está y yo no hago más que sentir con mayor peso su ausencia.
No estuve en su partida. Sólo deseaba quedarme con su sonrisa, con su manera de caminar, con sus palabras. No con su cuerpo frío en una caja.
         Pero eso no es algo extraño. Siempre nos sucede que cuando no tenemos algo, es cuando más lo extrañamos. Sin embargo, él desde donde quiera que esté hoy en día, sabe lo que realmente siento.
         Lo cierto es que sentía que debía sacar lo que llevo dentro. A veces no son palabras, sólo imágenes. De un lado una vida llena de esperanzas y visión de futuro. Del otro una mente dañada, con un futuro negro. Dos corazones latiendo a millón. De un lado adrenalina, del otro miedo. Y en el medio… en el medio un cañón dispuesto a soltar fuego sin importar nada más.
         Entonces se va una vida inocente y se queda un corazón oscuro, que al final no sirve más que de mal ejemplo, de dolor, de angustia. Se quedan un millón de lágrimas, de soledad, de añoranza, de vacío. Y se esfuma el latir de una juventud.
         Perder a alguien querido no es fácil, eso ya debemos saberlo. Por eso, vamos a evitar dejar para mañana ese mensaje sin responder, ese te quiero sin decir, ese abrazo guardado. Si tienes a alguien a tu lado, valóralo ahora, no cuando se vaya. Y recemos por sobrevivir un día más en esta jungla de cemento.

sábado, 7 de julio de 2012

Según los lectores, ¿qué es el matrimonio?


         Es normal que todos y cada uno de nosotros tengamos una opinión distinta acerca de lo que significa el matrimonio. Incluso, este tema abarca tantos puntos que es difícil enfocarse en uno solo.
         Es por eso que decidí que mis amigos de Twitter y de Facebook dejaran sus opiniones y aquí las tienen, para que se den una idea de cómo es visto hoy en día este gran paso en las relaciones.
         Si me preguntan acerca de mi punto de vista, podría decirles que para mí el matrimonio no es más que un papel que se firma para afianzar algo que si no se cumple más allá de las palabras o de una firma, no sirve de nada.
         El matrimonio, en mi opinión, es vivir para compartir con tu pareja, no para depender de ella ni tomar decisiones en torno a ella. Pasa a ser una dualidad, algo que se acaba cuando acaba el amor. Una especie de complicidad.
         Si bien es un paso muy importante, es también una decisión nada fácil de tomar  y que requiere madurez y disposición. Pero veamos qué dijeron los chicos al respecto:
·        “Yo lo considero como un mal necesario”. @Edison747sp

·        “Mi opinión es una sola palabra: innecesario”. @Adam_ve

·       “Si es con la persona y tiempo correcto, perfecto. Mientras tanto, es una cadena que te puede atar y no hacerte sentir bien”. @3ddeyeah_

·    “El matrimonio es una de las cosas más bonitas del mundo. Es la herramienta para ser feliz toda la vida con tu acompañante”. @EfedeFran 91

·       “Casarse es bueno. Lo malo es que muchos piensan que es sólo tener que convivir y no, no es así. Es tener que seguir enamorando a esa persona, día tras día. A pesar del trabajo, problemas, grandes responsabilidades y pensar muy bien lo que ambos quieren, para bien”. @Instweetivo

·   “Sin matrimonios muchos abogados no comerían… porque los divorcios dejan buena platica”. @edgar4x4

·      “A mí no me gustó. No porque fuera malo en sí, sino porque éramos muy jóvenes”. @Dcarnelutti

·        “Son dos personas que se aman”. @AlbieroP

·      “Es la fusión de dos en uno, donde debe haber comunicación y lenguaje de amor, así como admiración del uno por el otro. Es una institución que debe ser bien llevada y como todo tiene sus altos y bajos pero en esos momentos es cuando debe haber más comunicación”. @kparodis

·   “El matrimonio debe ser por amor, no por conveniencia ni por calentura, ni por taparle el ojo al macho, y mucho menos por el qué dirán”. @marypp04

·        “Es un gran paso. Y para eso debes estar seguro, ese paso debe ser firme, seguro”. @alex_tucupita

·     “El matrimonio es algo bien cuando hay amor. Para muchas mujeres es un escape. Sí, así como se lee”. @Nawebona

·     “El matrimonio es el estado ideal de cosas en una relación entre hombre y mujer, siempre que no se tenga miedo a compromisos y ataduras. Pero en el caso de que alguno o ambos tengan miedo al compromiso o sea reacio a él, entonces es mejor vivir en pareja, sin matrimonio”. @ricardotuyero

· “Creo que cada pareja debe tener sus parámetros, y comunicarse. No hay un estándar”. @MechaCarbo

·      “El matrimonio sólo es un mero trámite, con papeles de por medio. No se necesita un papel firmado para ser más feliz con la persona elegida”. @HDANGY

·  “El matrimonio es la forma en que algunos seres humanos tratan de demostrar algo, que al final ni ellos mismos saben qué es”. @tonygarot

· “El matrimonio es una institución antigua que funciona para el que le gusta. Terrible que muchos lo consideren una obligación”. @palmaf

·   “El matrimonio son ideas distintas, pero con objetivos comunes. Si no, va directo al fracaso”. @TGRORELOADED

  “En un buen matrimonio, las ideas salen fáciles, si es que la pareja tiene buena comunicación”. @MorrisRamirez

·  “El matrimonio es una empresa en donde se hacen crecer dos proyectos en una empresa de vida. Obvio, mientras la pareja lo sea”. @TonideAlba

·       “Yo estuve casado por diez años, soy divorciado. Yo digo que los dos tienen que trabajar para prosperar”. @Jestrada12

·    “Es una institución. ¿Cuál es el sentido del matrimonio? ¿La fiesta? ¿El vestido? Si dos personas se quieren y se aman pueden vivir juntos y ya”. Peter Espinel.

·    “Yo creo que para hacer una vida en pareja no es necesario firmar un papel. Eso es una cuestión de apariencia social. Sin embargo, no es que sea malo. Si ambos quieren ponerlo legal, por una cuestión de significado especial, genial, adelante, pero el compromiso se adquiere desde que se decide compartir la vida con alguien más, se haya firmado algo o no, el amor no necesita papeles, es una mera convención”. Yury Barahona.

·   “Creo que es una de las etapas más importantes de la vida de una persona. Soy joven, y, como todo joven, pues, sé con certeza que desde cierta edad se comienza a pensar en ello. Nunca he estado casado, pero sé que es un compromiso serio que se adquiere para toda la vida con la pareja. No es lo mismo la percepción que tienes de un matrimonio si nunca has estado en uno, esa es mi humilde opinión. Lo que siempre me he preguntado es: ¿Cómo sabes que es el tiempo correcto para el matrimonio?, ¿uno debe estar preparado para el matrimonio?, ¿hay alguna preparación previa?”. Francisco González Blandon.

·   “¿Quieres matrimonio?, ¿para qué?, ¿para el qué dirán? Sólo tienes que construir amor día tras día y dejar que ese alguien a quien amas habite ese corazón y se enamore de ti con lo que le brindas cada día”. Enrique Pino.

·      “Te amaré por siempre, pero hasta que la muerte nos separe. Quedó claro, ¿no?”. Krlos Reyna.

·    “Yo pienso que el matrimonio sólo es un papel firmado que no te asegura nada. Es quedar bien con la sociedad. Creo que cuando se ama de verdad no hace falta casarse. Me parece que hay otros valores que cuentan más que el matrimonio”. Evelin Ocampo.

·   “El matrimonio puede llegar a ser una excusa para gritarle a todo el mundo la felicidad que puede tener una pareja, en teoría. Sólo que ahora es un compromiso, un papel que firmar, un gasto… no un símbolo”. Gendrith Gerardo Albornoz Chirino.

· “Hoy en día se ve más común que las parejas vivan y convivan, sin un papel firmado. El matrimonio fue prohibido en un tiempo, porque decía un emperador romano que eso distraía a sus soldados. Y, ¿cómo no? Si un matrimonio es dedicación y esmero en cada vez hacerlo mejor. Por eso digo que el matrimonio es sólo formalizar el lazo de unión, pero también es el sello legal y divino de que te entregas de todas las formas, aunque no es necesario un papel. Es afianzar el amor que se puede tener, es un anhelo que toda chica desea en el fondo y todo hombre busca conseguir en feliz armonía”. Karl Gallegos.

·    “A mí me parece que el matrimonio es un paso muy importante en una relación de pareja, cuando estás completamente seguro de que quieres compartirlo todo con la otra persona. Aunque todo esto es meramente un requisito social, se puede hacer lo mismo sin firmar un papel”. Francisco Alonso.

·  “Yo pienso que el matrimonio es depende de cómo lo mires. En la cultura occidental aún estamos muy cerrados, y creces con la idea de que te tienes que casar y tener hijos, que es tu misión con la sociedad y tienes que cumplirla. Yo pienso que hay dos lados de la moneda. Que si bien puede llegar a ser hermoso, también puede llegar a parecer una cárcel cuando ninguno de los dos está dispuesto a ceder. Yo guardo un poco de esa mentalidad retrógrada, soy chapada a la antigua, como se dice. Sé que voy a casarme algún día, pero cuando lo haga será porque estaré segura del paso que daré. Aunque no sea para toda la vida, sé que no me arrepentiré de haber hecho mi elección. Hay que saber que como en cualquier relación hay altos y bajos, el truco está, pienso, en que nunca se debe querer controlar la vida del otro. Todos tenemos un espacio y el mío termina donde comienza el de él”. Paula De Freitas.

·  “El matrimonio es una vaina que ninguna mujer quiere antes de los treinta”. @IsVicentHere

·    “Para mí es muy bonito, no sólo por firmar un papel sino como pareja darle todo tu amor a la persona. Claro, formar un hogar y una familia, vivir juntos y esas cosas. Pero hay otros que dicen que eso no es necesario, y sólo con vivir juntos estaría bien. Me inclino más hacia lo del matrimonio que vivir juntos”. @Blanquitoman22

·    “Yo opino que según cómo te vaya es cómo opinan. Te va bien: cásense. Te va mal: no te cases”. @vickymaxichica

·   “El matrimonio es trabajo para los abogados. Aunque es una institución social de unión estable en desuso”. @angel1mcy

·        “Yo pienso que es una mierda”. @DiganmeFlaca

·        “El matrimonio es una empresa en la cual hay que trabajar arduamente a diario para que las partes estén en armonía y colaboración. Apoyo, responsabilidad y mucho amor. También es como una planta, tienes que regarla a diario para que nunca muera”.  @serperbrito

·       “Además de ser la primera causa de divorcio en el mundo, es el negocio más malo que uno hace en la vida”. @EsConMdeMarcos

·        “El matrimonio es aprender a conocer día a día a la persona que elegiste, saber escuchar, comprensión y confianza”. @peque7390 


·        “Opinar sobre el matrimonio es como querer opinar sobre la recién descubierta partícula de Dios. He escuchado sobre ambos, pero ninguno de los dos los entiendo del todo. Pero para mí son igual de impredecibles. Supongo que la ilusión del matrimonio es que no queremos estar solos y la sola idea de que una persona en este mundo esté dispuesta a compartir con nosotros en la pobreza, enfermedad y todas las cosas malas (sólo digo las malas porque siempre tendremos a alguien así sea por hipocresía, si tenemos dinero, sobre todo) nos parece extraordinario pero más allá de eso, el matrimonio no es ni tan bueno como dicen los que están por casarse, ni tan malo como dicen los que están divorciándose y hay que vivir esa experiencia para poder entenderla más allá de lo que diga un papel o lo que le jures ante quien sea”. Gustavo Carrasco.



         El vino es mi mejor acompañante esta noche, y yo no estoy quejándome de eso.
       Hace varios días que siento la necesidad de estar en soledad, de encontrarme conmigo misma.
         Aunque esté rodeada de muchas personas, siento que paso mucho tiempo a solas.
         Es como si estuviera buscándome, como si me detuviese cada cierto tiempo a preguntarme quién soy y qué realmente espero.       
         Es una suerte de amor hacia la soledad. Imagino que es porque me he acostumbrado a ella, porque he pasado mucho tiempo a su lado.
         El vino hoy me acompaña, junto a un buen country sonando en mis oídos, lleno de notas de nostalgia y ganas de encontrar un destino común.
         No me quejo de él. Es silente, oscuro, frío. Casi como yo cuando me lo propongo. Tal vez por eso hacemos buena compañía en esta noche estrellada que no alcanzo a definir.
         Y puedo disfrutar de estar uno con el otro, como si de una pareja se tratara. Pero mañana... mañana desearé que se vaya, como muchas veces lo he anhelado.