lunes, 4 de marzo de 2013

¿Casarnos por presión?

Las mujeres de hoy en día somos absolutamente distintas, eso para nadie es un secreto. Tomamos decisiones, vivimos plenamente, hacemos trabajos pesados, somos independientes, podemos llevar una familia solas y, sobre todo, somos libres.
         Hay quienes han olvidado eso. Personas que aún creen en esa tontería de que la mujer debe mantenerse en el hogar, limpiando, cocinando, planchando y cuidando de los niños. Que deben ver novelas, ser chismosas y recibir con amor a sus maridos. A los que piensen así les digo con todo respeto: ¡avancen!
         No sé cuántas veces he oído decir a uno de mis mejores amigos que “se me está pasando la edad”. Horas y horas de charla me ha dado, con gran preocupación, porque tengo 26 años y ni siquiera una relación seria se asoma por mi ventana.
         Está claro algo: él y yo tenemos puntos de vista muy distintos. Él es machista, yo soy feminista. Es todo. Mientras él quiere pagar la cuenta, yo divido los gastos. Cuando él intenta abrir la puerta por la cual voy a pasar, yo ya le he dado un empujón y voy pasando. Y así varias cosas más a las que él llama “demasiada independencia”.
         Pero, ¿qué se supone que debemos hacer hoy en día las mujeres? ¿Esperar al mentado príncipe azul, que sea caballero, pague todo, trabaje por nosotras y nos tenga como esclavas en el hogar? ¿Debemos seguir mostrándonos débiles, sumisas, brutas y vivir a costa del sudor de un hombre que, ocasionalmente, se buscará a una más audaz que nosotras? ¡Me niego!
         Primero, la edad, a mi manera de verlo, no significa nada. No podemos ir por la vida pensando que si no nos casamos antes de los 30 años seremos mal vistas por la sociedad, nos llamarán solteronas y luciremos como fracasadas. ¡No me jodan! No me ataré a alguien a quien no amo, con quien no me identifico sólo por no llegar a la tercera década sola. Prefiero disfrutar de mi soledad y dejar que el momento correcto llegue.
         Segundo, ¿no creen que tal vez tantos divorcios en la actualidad se deban a eso? Quizás sólo se casan por presión y cuando les llega el verdadero amor, le hacen daño a su pareja, pues no pueden seguir en un matrimonio que no los satisface.
         Hoy en día las mujeres tenemos otra visión. Atendemos el hogar, sí, pero el hombre también debe colaborar. Trabajamos, mantenemos también una familia, y nos realizamos profesionalmente, cumpliendo metas que van más allá de dejar la cena caliente y que los niños cumplan con sus tareas.
         ¿Y como novias? Como novias nos encantan los hombres caballeros, eso no nos hace menos fuertes ni a los hombres menos masculinos. Las cuentas pueden estar divididas, las decisiones al igual, se toman entre los dos y la decisión de dar el paso al matrimonio no debe resultar de la presión social o del sueño de un “felices para siempre”.
         Si una pareja decide casarse, debe hacerlo porque en verdad siente que su novi@ le complementa, le inspira a ser mejor persona, le acepta tal cual y como es. Nunca, nunca, nunca, decidan emprender algo tan serio como un matrimonio sólo porque van llegando a los 30 y no quieren estar solos.
         Recuerden algo: la soledad también se puede disfrutar. No te cases para hacer feliz a la sociedad, cásate para ser feliz TÚ y tu pareja.


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